Al fin...

Sólo una hora después pude encontrar un edifico en donde parecían haber departamentos disponibles. Pero, ¿es que uno simplemente llegaba y pedía una habitación como si fuese un hotel? Me pregunté, de pie frente a la construcción de la cuál algunas ventanas estaban iluminadas. Mis próximos vecinos, sonreí.

Atravesé la puerta hasta la recepción, estaba vacía. Miré a un lado y a otro, se veía bastante atractivo. Debería ver las habitaciones y quizás hasta podría quedarme a vivir ahí. Llegué hasta el escritorio detrás del cual había una puerta y me asomé en esta.

-Hola! ¿Hay alguien aquí? Me gustaría un lugar para dormir-

Exclamé en voz un poco alta por si es que había alguien cerca, pudiera escucharme.

Asomó la cabeza por la puerta detrás de la recepción encontrándose con aquella linda muchacha. Le sonrió amablemente y se acercó hasta el escritorio. -Gemma, cierto?- Rápidamente sacó el libro debajo del escritorio en donde mantenía todos los datos archivados y pasó las hojas mirando a la chica de reojo.

-Tu habitación es la 501- Sentenció para después darse la vuelta y tomar una llave que le tendió. -Bienvenida a Metropolis-

Me sobresalté levemente cuando se asomó aquel chico por la puerta y le sonreí cuando él lo hizo aunque lo miré extrañada, pues sabía mi nombre.

-¿Cómo supo mi nombre?-

Me pregunté sin poder entenderlo a la primera, sino hasta que me miró, esa mirada. Algo en mi mente lo advirtió, así que lo miré detenidamente. Sus manos, su rostro, su cabello, todo era extrañamente hermoso. Me llevé una mano a la boca con discreción.

Era un vampiro, pero había algo más. Entorné los ojos al mirarlo, y sin quererlo me había distraído. Cuando volví en sí, él me tendía la llave. ¿Se habría dado cuenta de que soy una bruja? Tomé la llave empuñándola en una mano volviendo a sonreír.

-Lo lamento, que tonta soy-

Me disculpe haciendo una reverencia, pues por lo visto era japonés y yo sabía que así acostumbraban ellos. Apreté el asa de mi maleta.

-Gracias, con permiso-

Me di la vuelta y caminé deprisa hasta el elevador metiéndome en él.

Sonrió divertido cuando ella salía de su ensimismamiento de forma tan abrupta. -No te preocupes- Murmuró y respondió a su reverencia. La miró alejarse y no le dijo nada más. Se dio la vuelta para volver a entrar e irse por ahí. Sonrió para sí. Otra bruja, seguramente sería de ayuda también. Además estaba preciosa. Se alejó de ahí.