Then what...

Había salido prácticamente volando de la casa de Gackt. Todavía podía sentir el frío calarse en su piel por la humedad en sus mejillas. Una vez más se limpió la cara con la camiseta y caminando sin rumbo fijo llegó hasta el cementerio. -Donde debí quedarme hace tanto tiempo- Pensó mientras pisaba con fuerza la tierra, con todo el coraje que sentía acumulado. Quizás sonaba a dramatismo pero en ese justo momento sentía que no quería saber nada de nadie.

Alcanzó a llegar a paso lento hasta el área de los mausoleos, había uno en especial que le gustaba visitar. Tenía la pinta de un castillo antiguo, como esos que salían en las películas de vampiros. No sabía quien era el dueño pero era lo de menos. Abrió la puerta, siempre estaba abierta y al internarse se daba cuenta de que todavía no le daban mantenimiento desde la última vez y eso había sido hace bastante tiempo.

Supuso entonces que estaba abandonado, mejor para él. Ya dentro cogió un cigarrillo de su chaqueta y lo encendió. Se apoyó de espaldas a la pared, sentía que sentarse no sería buena idea.

Luego de terminarse la mitad de la cajetilla y sentir que no podía más con el mismo humo que él despedía dentro de ese reducido espacio, abrió la gran puerta para poder salir al aire fresco.

Ya era de madrugada, ya las calles estarían vacías, como le gustaba. Se guardó los cigarros en la chaqueta y comenzó a caminar de vuelta a su casa. Estaba mejor, era la ventaja de ser un vampiro.

Caminó con paso decidido hasta el edificio, en sólo un momento estuvo dentro de este y pronto arriba, a salvo con sus pequeños.