En memoria de... [Chiyu]

Era un día despejado, el sol brillaba pero sus rayos no dañaban. El mago se encontraba paseando entre los caminos adornados en los costados por lápidas firmadas con nombres que no conocía, o tal vez si, pero no los recordaba. Cada tumba tenía algún adorno en el que se notaba recuerdo por el difunto: flores, juguetes, remolinos de papel. Kaie observaba de reojo esos regalos, preguntándose cuanto durarían ahí sin marchitarse, cuanto duraría el recuerdo de quien ya no camina como él lo hace.

Avanzado un tiempo, nubes comenzaron a cegar el sol. El lugar por el cual transitaba había cambiado. Las tumbas que acompañaban el camino ya no poseían regalos como las de antes, o si lo hacían éstos estaban rotos, sucios, flores marchitas: olvido. Para Kaie, estas eran realmente tumbas, era realmente la manifestación de 'lo muerto'.

El sol reaparecía, los esponjosos cúmulos se comenzaban a mover. El mago seguía su camino, buscaba a alguien, alguien a quien siempre había dicho que volvería a ver, aunque no fuese de una forma cotidiana. En eso, divisa una presencia, un movimiento cerca de donde se encontraba. Intentó concentrarse, reconocer aquella esencia, esperanzado con que fuese a quien venía a ver, pero no. Intentó continuar su camino, pero no podía, esa otra presencia le causaba curiosidad, tal vez por ser desconocida para él.

Cambió de dirección, ahora seguía aquella esencia. Con cuidado, sus pasos eran silencioso. No se preocupaba mucho el ser notado pues solía siempre mantener su energía controlada, que su presencia se confundiera con la de una roca.

A cada paso que daba la presencia del otro era más fuerte. Hasta que por fin pudo divisar a un joven, humano. Se lo quedo observando con curiosidad, seguro de que nunca lo había visto.

Luego de evaluar que no fuera un peligro, se relajó, dejó su cuerpo a un costado de un florecido ciruelo. Apoyado su cuerpo al árbol, con brazos cruzados, miraba fijo al otro sin reparar en que esto pudiera incomodar a la persona.

No se inmuta para nada, aún cuando está claro que el otro lo observaba con igual detención con la que él mismo lo hacía. Ladeó leve la cabeza al no ver más reacciones por parte del humano.

Luego de meditarlo unos segundos, decidió acercarse de forma lenta al otro, sin dejar de observarlo. Cuando estuvo a una distancia prudente, habló.

-Es extraño encontrar seres que visiten este lugar tan alejado de las nuevas tumbas- comentó de forma que su 'sorpresa' no la notara el otro - Mi nombre es Kaie, mucho gusto- extendió su mano en saludo. Había resuelto que, si se lo iba a quedar mirando desde lejos sin conocerlo, por lo menos deshacer esto último.

Pestañea al notar el evidente nerviosismo que el otro emitía. Tenía la idea de que estaba incomodando al otro pero, su afán por formar un "archivo" de éste humano, era mayor que la constante advertencia que debía cuidar sus movimientos.

- Me refiero a todo tipo de seres, por lo que he visto tanto los seres como tu, yo y de otros, no suelen venir al lugar tan alejados de quienes 'no pasan' del todo a la otra vida- respondió en forma neutra.

- Chiyu-san- repitió en voz alta para que su cerebro supiera el título del nuevo 'expediente'. Se extraña por la reverencia, siendo que el le había extendido la mano. Cuando el otro toma su mano no le da mayor importancia al reciente pensamiento.

-Porque no lo conosco- mantenía aquel tono neutro, como si quedar con la mirada fija a cualquier desconocido fuera algo cotidiano; y para Kaie, lo era - soy bastante ambicioso en lo que 'tener información' se refiere. Cuando veo algo que desconozco lo analizo de inmediato. ¿Qué lo trae a tan alejado lugar en el cementerio, Chiyu-san?

-Suelo venir de vez en cuando, me gustan los lugares apartados del bullicio de la urbe- habló con simpleza, cruzando lentamente sus brazos sobre su abdomen -¿Qué es lo que le atrae de aquellos que descansan? Como usted dijo, hay algunos que no han pasado del todo, pero otros tantos que si, los que han sido olvidados.

Una brisa comenzó a mecer las hojas de lo árboles, haciendo que algunas cayeran con lentitud. El mago, sentía como algo se acercaba, por lo que miró de reojo a un costado, en forma lo suficiente disimulada como para que el humano no percibiera aquella acción; algo se acercaba con torpe sigilo.

Muy astuto, utilizar el movimiento de las hojas para moverse junto con ellas, pensó en forma rápida, sonriendo de lado en forma inconsciente.

Su atención se centra una vez más en el joven frente a él, la forma en que el humano miraba a todos lados causaba cierta gracia en el brujo, por lo que ríe en forma suave - ¿Qué tanto le llama la atención?- preguntó divertido.

(Nota: el "Porque no lo conozco" que está en el post anterior era afirmativo, no una pregunta .-. )