Daaaaaaaahhh¡¡¡!!! ¿ Que demonios hago aquí?

-Pero mira lo que trajo el viento-
Su propia voz retumbó en el interior de uno de los mausoleos más cercanos a la vereda por donde caminaba aquel chico. ¿Qué hacía a esas horas en un cementerio? Qué más daba. Llevaba unos minutos observándole desde lo alto de aquella construcción y cuando escuchó su voz exaltada, de un salto llegó hasta donde estaba él más joven. Sobre la ropa que usaba comúnmente, jeans y camiseta sin mangas, vestía una túnica sin mangas, larga hasta las rodillas y con la capucha sobre su cabeza. Esto para pasar desapercibido.
-Yuu-chan, nos encontramos de nuevo-
Murmuró a unos palmos del chiquillo con una media sonrisa en el rostro, pero de pronto le tomó por el cuello de la camisa llevándolo con bastante fuerza hasta el muro de piedra que halló más cercano, le estrelló contra este con tal fuerza que la superficie se quebró en pedazos detrás de su pequeña cabeza. Después de todo sabía lo que era, no estaba haciéndole daño a un niño cualquiera.
-¡¿Qué demonios haces aquí?!-
Masculló entre dientes fijándose por segundos en que nadie les estuviera espiando. No quería dar esa impresión a alguna persona que infortunadamente pasara por ahí en esos momentos. Aunque por la hora dudaba bastante que eso ocurriera, a decir verdad estaba más que seguro.
Finalmente clavó su mirada en el muchacho que aún sostenía con una mano contra el muro.

Abrió grandes los ojos al notar y escuchar su reacción. ¿Preguntaba que si no se alegraba?... Pero bueno, si lo pensaba mejor, el niño no tenía la culpa, después de todo él no sabía nada... -¿¡Pero cuál es tu problema!?- Preguntó de todas formas, aún un poco exaltado y sin soltarlo e incluso lo apretó más contra la pared. Pero de pronto fue como si se diera cuenta de lo que hacía, respiró profundo y le soltó sin tener cuidado del lugar en el que caía pues por el impulso lo había elevado unos cuantos centímetros del piso.

-¿En serio? ¿Qué haces aquí?- Preguntó ya más tranquilo pero con un tono molesto en la voz. Sacó de la túnica una cajetilla de cigarros, tomó uno y lo encendió con premura, finalmente sentándose en una de las lápidas. -No se supone que estés en... no sé... ¿Rumania?... cualquier parte menos aquí~- Comentó sin tacto alguno, después de todo todavía no estaba seguro de que un androide pudiera generar sentimientos propios. Le miró de pies a cabeza mientras alejaba el cigarrillo de sus labios y soltaba el humo. Bajó la voz acercándose al niño un poco -¿Cómo me encontraste?-

Permaneció quieto, observándolo en todo momento, sin apartar la mirada y conforme avanzaban sus palabras se ponía más tenso y sin motivos, miraba hacia todos lados como si esperara que en cualquier momento alguien saliera de entre las lápidas y escuchara todo lo que el niño decía. ¿Paranoico él?... No hasta que había aparecido ese crío... De pronto el discurso del pequeño iba atravesando la delgada barrera de su paciencia, se levantó y se acercó hasta él. Le tomó la cabeza con ambas manos, con una le tapaba la boca apretujándolo con la otra por la nuca. -Basta..- Dijo con calma, con el cigarro entre los labios. -Basta..- Repitió soltando el humo.

-Yo no te encontré, tú te apareciste... - Cerró los ojos y lo soltó lentamente solo para volver a tomar su cigarrillo y apartárselo de la boca. A cada segundo su cabeza se aclaraba más y ese sentimiento de paranoia se iba poco a poco. -Lo siento... no debí reaccionar así- Lo dijo, pero le costó sentirlo. Tenía ganas de estrangular a ese niño, pero otra parte se recordaba que antes de aparecerse como una amenaza a su nueva vida, había sido su amigo y compañero.

Además de todo, verlo en ese modo de perrito sin hogar le causó gracia. Rió un poco y le revolvió el cabello, le sonrió ampliamente. -No, olvídalo- Sentenció a pesar de la sonrisa amistosa con un tono imperante. Se alejó dando las últimas caladas al cigarro, botándolo al piso y enseguida encendiendo uno nuevo. -Ni puedes vivir conmigo, ni vamos a trabajar juntos, se acabó ¿está bien?- Mientras hablaba daba un par de vueltas alrededor del menor, tratando de ser lo más claro en sus palabras.